RECOBRAR LA FE. GRACIAS AMIGOS.
En la colonia Guerrero, en la Ciudad de México, Distrito Federal, hay una discreta clínica, pero lo antagónico, un faro de luz y de esperanza a la cual navegan quienes transitan o no, náufragos desde muchos años atrás, necesitados de obtener la salud. Esta clínica es atendida por el excelentísimo Doctor Salvador García Santos, su hijo, también gran médico, ambos cirujanos y otros altruistas médicos. ¡Qué extraño suena escuchar este calificativo “altruista”! Pero es así. Un encuentro de esta naturaleza, solo se lee en los cuentos.
Pero aquí es real. Y como antes señalo: Clínica modesta en su presencia, pero con grandes actitudes vivenciales, de fuentes fidedignas sé que aquí se han manejado por años y años precios increíblemente económicos y en muchas ocasiones crédito sin intereses y muchas veces hasta gratuito. En fin, que la clínica ha sido como los nombres de estos señores de la medicina: SALVADOR GARCIA SANTOS padre e hijo. Para mí y muchos compañeros, hemos tenido la experiencia de enfermarnos. Y en ese rubro está todo el mundo, solo que esto lo he vivido y confrontado. El doctor Salvador García Santos padre, todo un personaje con técnicas de maestría en intervenciones complejas y delicadas tantos y tantos a quienes por años ha socorrido a cuantos accedieron a recobrar la salud y mencionaré aquí a unos cuantos al inolvidable gran maestro Santos Balmori, a nuestro colega Froylan Ojeda, también inolvidable pintor, y a nuestro genial poeta Manuel Aguilar de la Torre que en momentos difíciles tuvieron que acceder a cirugías realizadas, exitosamente. Y bien, las operaciones prostáticas a diferentes personas conocidas que nunca tuvieron esas terribles secuelas conocidas y temidas que podrían ocurrir pero no en este recinto. Citaré un caso, el del Maestro Adriano Silva que estaba programado para una intervención en el IMSS. Cumplió con el protocolo o sea, vueltas y vueltas, análisis, otorgamientos del litro de sangre requerido, entre otros lineamientos como requisito; toda una parafernalia se cumple, se acude el día equis para ser intervenido a determinada hora, con tu estrés por las nubes, con su pequeño bagaje, llega al IMSS y después de horas de espera, le dicen “No hay camas disponibles, vaya a recepción para que le reprogramen hasta dentro de un mes” y la angustia que acompaña a toda persona que está en este trance. Se cumple un mes, al fin, llega el día programado con tu shock a cuestas, acudes de nuevo al IMSS, a la hora señalada, y todo lo demás y aparece otra vez la enfermera que dice: ““No hay camas disponibles, vaya a recepción para que le reprogramen hasta dentro de un mes” nuevamente; esto es para llorar y mesarte los cabellos y de paso toda la familia también ha estado sufriendo. Tengo la información de la clínica del doctor García Santos, a la cual se acude y sin decir más, nos dicen: “Venga el día tal de esta semana, le hacemos los estudios y lo más probable es que a la brevedad procederemos y así fue. Y en un tris tras, como en los cuentos, se nos acabó la angustia y la preocupación. Al fin la tortura terminó. A posteriori, también fue felizmente intervenido por otro motivo y con las atenciones que no se encuentran en la mayoría de los hospitales porque aquí no eres un número o una letra,, sino que eres un ser humano, un amigo, tienes un nombre, en fin, eres. También quiero mencionar, que yo también tuve un triste evento y fui felizmente atendida con todos los recursos posibles me siento profundamente agradecida y le doy Gracias a Dios porque existan estos seres de gran humanismo y los encontré en mi caminar.
Sería muy importante, que las autoridades competentes, le proporcionaran el apoyo que tanto merece y necesita este espacio de salud para seguir proporcionando esta ayuda humanitaria a tanta gente necesitada. De nuevo reitero mi agradecimiento a mis personajes especiales los García Santos, padre e hijo y señora esposa Martita, no exagero al decir que es una gran Señora.
Yola Quijano.