domingo, 4 de abril de 2010

RECOBRAR LA FE. GRACIAS AMIGOS.


RECOBRAR LA FE. GRACIAS AMIGOS.
En la colonia Guerrero, en la Ciudad de México, Distrito Federal, hay una discreta clínica, pero lo antagónico, un faro de luz y de esperanza a la cual navegan quienes transitan o no, náufragos desde muchos años atrás, necesitados de obtener la salud. Esta clínica es atendida por el excelentísimo Doctor Salvador García Santos, su hijo, también gran médico, ambos cirujanos y otros altruistas médicos. ¡Qué extraño suena escuchar este calificativo “altruista”! Pero es así. Un encuentro de esta naturaleza, solo se lee en los cuentos.

Pero aquí es real. Y como antes señalo: Clínica modesta en su presencia, pero con grandes actitudes vivenciales, de fuentes fidedignas sé que aquí se han manejado por años y años precios increíblemente económicos y en muchas ocasiones crédito sin intereses y muchas veces hasta gratuito. En fin, que la clínica ha sido como los nombres de estos señores de la medicina: SALVADOR GARCIA SANTOS padre e hijo. Para mí y muchos compañeros, hemos tenido la experiencia de enfermarnos. Y en ese rubro está todo el mundo, solo que esto lo he vivido y confrontado. El doctor Salvador García Santos padre, todo un personaje con técnicas de maestría en intervenciones complejas y delicadas tantos y tantos a quienes por años ha socorrido a cuantos accedieron a recobrar la salud y mencionaré aquí a unos cuantos al inolvidable gran maestro Santos Balmori, a nuestro colega Froylan Ojeda, también inolvidable pintor, y a nuestro genial poeta Manuel Aguilar de la Torre que en momentos difíciles tuvieron que acceder a cirugías realizadas, exitosamente. Y bien, las operaciones prostáticas a diferentes personas conocidas que nunca tuvieron esas terribles secuelas conocidas y temidas que podrían ocurrir pero no en este recinto. Citaré un caso, el del Maestro Adriano Silva que estaba programado para una intervención en el IMSS. Cumplió con el protocolo o sea, vueltas y vueltas, análisis, otorgamientos del litro de sangre requerido, entre otros lineamientos como requisito; toda una parafernalia se cumple, se acude el día equis para ser intervenido a determinada hora, con tu estrés por las nubes, con su pequeño bagaje, llega al IMSS y después de horas de espera, le dicen “No hay camas disponibles, vaya a recepción para que le reprogramen hasta dentro de un mes” y la angustia que acompaña a toda persona que está en este trance. Se cumple un mes, al fin, llega el día programado con tu shock a cuestas, acudes de nuevo al IMSS, a la hora señalada, y todo lo demás y aparece otra vez la enfermera que dice: ““No hay camas disponibles, vaya a recepción para que le reprogramen hasta dentro de un mes” nuevamente; esto es para llorar y mesarte los cabellos y de paso toda la familia también ha estado sufriendo. Tengo la información de la clínica del doctor García Santos, a la cual se acude y sin decir más, nos dicen: “Venga el día tal de esta semana, le hacemos los estudios y lo más probable es que a la brevedad procederemos y así fue. Y en un tris tras, como en los cuentos, se nos acabó la angustia y la preocupación. Al fin la tortura terminó. A posteriori, también fue felizmente intervenido por otro motivo y con las atenciones que no se encuentran en la mayoría de los hospitales porque aquí no eres un número o una letra,, sino que eres un ser humano, un amigo, tienes un nombre, en fin, eres. También quiero mencionar, que yo también tuve un triste evento y fui felizmente atendida con todos los recursos posibles me siento profundamente agradecida y le doy Gracias a Dios porque existan estos seres de gran humanismo y los encontré en mi caminar.

Sería muy importante, que las autoridades competentes, le proporcionaran el apoyo que tanto merece y necesita este espacio de salud para seguir proporcionando esta ayuda humanitaria a tanta gente necesitada. De nuevo reitero mi agradecimiento a mis personajes especiales los García Santos, padre e hijo y señora esposa Martita, no exagero al decir que es una gran Señora.

Yola Quijano.